Desde Uruguay se cuestionó a Embajador ante la ONU por postura sobre Venezuela.
Semanas atrás, desde Uruguay se cuestionó fuertemente el rol de su Embajador ante la OEA, a raíz de su postura en el organismo con relación a la situación en Venezuela.
El ex diputado del Partido Colorado, Washington Abdala, realizó en agosto un encendido discurso, que se aparta de la tradición diplomática uruguaya. Históricamente, Uruguay se ha caracterizado por su ecuanimidad y su contribución en la búsqueda de solución pacífica de los conflictos.
El senador frenteamplista Daniel Caggiani cuestionó el papel del represente de Uruguay ante la Organización de Estados Americanos (OEA), durante la sesión del 9 de agosto.
“¿US$ 15 mil le pagamos al embajador para estar ahí, ¿no?” increpó Caggiani, ironizando sobre la actuación del Embajador Abdala, claramente alineada con los intereses de Estados Unidos.
Daniel Caggiani es legislador desde hace 15 años, destacando su rol mediador y negociador como Presidente del Parlasur, con amplia experiencia en relaciones internacionales entre los países del Mercosur, ámbito cuyas posiciones respecto a Venezuela distan mucho de la línea radicalizada del actual Embajador ante la OEA.
El senador del sector liderado por José Mujica, cuestionó la falta de evidencia que avalara la afirmación de Abdala sobre un presunto triunfo electoral del opositor Edmundo González.
Caggiani explicó que, mientras la posición aprobada por la OEA fue la de Colombia, Brasil y México, la postura extremista de Argentina y Uruguay no contó con respaldo en el organismo internacional.
Uruguay se ha caracterizado por respetar el derecho a la autodeterminación de las naciones, sin injerencia en sus asuntos internos. Desde la oposición, se ve con alarma la política injerencista del actual gobierno de derecha del Presidente Lacalle Pou y su obsecuencia a las órdenes recibidas desde Washington.
“Reclamar el respeto a los derechos humanos es absolutamente central” afirmó Abdala, ex diputado del Partido Colorado de Uruguay, partido que patrocinó la impunidad para los crímenes de lesa humanidad cometidos durante la dictadura militar en su país.
Washington Abdala – devenido en showman de stand up, luego del declive electoral del histórico partido político del batllismo – se bautizó a sí mismo como “el soldado del foro batllista” con referencia a la corriente política de su líder el ex Presidente Julio María Sanguinetti, autor intelectual y material de la Ley de Caducidad de la Pretensión Punitiva del Estado, conocida como Ley de Impunidad.
Durante los años que gobernó o cogobernó el Partido Colorado y del cual fue diputado largo tiempo el actual Embajador ante la OEA, su partido y el propio Abdala en persona protegieron fielmente a los criminales violadores de Derechos Humanos en el Uruguay, bloqueando toda posibilidad de someterlos a la Justicia e investigar los casos de torturas, asesinatos y desaparición forzada de personas.
Con hipocresía, el Embajador Abdala que durante décadas protegió a asesinos y violadores en Uruguay, hoy se embandera con la defensa de los Derechos Humanos, por supuesto, en un país ajeno al suyo.
Para el senador Caggiani “lo importante es cómo uno soluciona el tema, cómo uno puede ayudar a solucionar el tema”, cuestionando que el discurso del Embajador Washington Abdala ante la OEA no resuelve nada.
En el mayor partido político de Uruguay, que representa electoralmente a casi la mitad de la ciudadanía, impera la visión crítica sobre la política exterior del actual gobierno uruguayo, la cual se desvía de la tradición pacifista y mediadora del país.
En cuanto a competencia de la OEA, Venezuela denuncia la Convención Americana de Derechos Humanos (CADH) el 10 de setiembre de 2012, por lo que el ejercicio de jurisdicción de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) aplicaba hasta 1 año después de la denuncia.
Asimismo, el 28 de abril de 2017, el gobierno venezolano denunció la Carta de la OEA, proceso que culmina en el cese de los efectos internacionales en todo lo que respecta a la República Bolivariana de Venezuela.
Por un lado la decisión de OEA no es vinculante. Por otro, Venezuela ya no integra la OEA.
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